domingo, 26 de mayo de 2013

Los "Pros" no comieron manzanas.




Así fue, porque en la Maratón del 22 Ironman de Lanzarote  -ya de noche- es cuando los voluntarios, esos camisas rojas sonrientes  sin los que el Ironman no sería posible, comienzan a servir estas delicias, estos caldos que ellos no pudieron disfrutar….y yo sí…-, jeje…. Con esta rotunda aseveración, comienza la crónica de un sueño perseguido durante 18 meses y conseguido el pasado 18 de mayo, quizás mi nueva fecha de cumpleaños, o quizás la fecha de un renacer….quién sabe.

No van a ser los tiempos los protagonistas de estas líneas. Tengo 39 años, llevo dos metido de lleno en este deporte y me importan un rábano las marcas y la competición. Son mejorar cada día y encontrarme mejor conmigo mismo mis objetivos; “superar al yo de ayer”. Serán las sensaciones que me llevaron de la mano el sábado 18 de mayo de 2013 hasta la meta, las que colmen estos párrafos.

Mis dos prioridades en la semana-ya en Lanzarote- del Ironman eran, el descanso, ganar a toda costa horas de sueño y mejorar en lo posible la absorción intestinal pese a mi celiaquía. Sin ambas necesidades estaría más clavado que el Demonio de Timanfaya y no llegaría a lograr la meta. Conseguí ambos objetivos pese a llegar a la Isla Mágica con un proceso catarral que me asustaba sobremanera-esto no lo había contado, el Míster me mata…- aunque sí desahogué mi preocupación con Nicholas Ward quién fue claro y monosilábico cuando le hablé de mi pecho: “ufff…..”, jeejejje…. pero con abrigo y parando del todo, apenas una salida en bici para ajustarla y unos largos de piscina para probar “El Arma Secreta Sailfish” de Andrés Cuello, logré que desapareciera y recuperarme al cien por cien. Fueron 10, 7 y 4 las horas de sueño acumuladas las tres noches anteriores al Ironman. Para lograr sentar las madres del estómago eliminé el veneno lactosa al 100% y cuidé la dieta hasta el límite. Ni Gandhi, ¡¡señores!! Me he propuesto dada le mejoría de mis digestiones, tratar de seguir en esta línea porque la progresión y el rendimiento pueden ser interesantes.

Cómo transmitir el halo de esplendor que emana de esta isla en estas fechas. Cómo transmitir la grandiosidad de esta prueba que se palpa desde que entras en La Santa para ponerte en la cola del Check-in. El Ironman, sus preparativos, su organización, te envuelven de una forma…te hacen sentir tan especial…parte de algo muy grande. Cómo explicarles el bombazo que supone vivir en mi segunda casa, en Sands Beach Resort y el trato de todos y cada uno de los miembros de esta gran familia para conmigo. Para colmo disfrutando de una gente excepcional, de profesionales llegados de todo el mundo… ¿Puede ser más perfecto?
La llegada de la oleada “Aventri Tejina”, del equipo a la Isla, con su coche oficial, con sus camisetas de apoyo, con su vitalidad, su energía, su positivismo, formaron parte importante de esta nube en la que una semana después aún me encuentro y de la que no pienso bajar, al menos, hasta que me quede sin isotónica o necesite poner alguna lavadora…. Gracias, amigos por estar hasta el último segundo, por hacerme sentir tan especial, por dejar la voz en el circuito de Maratón.

Llegó el día IM y a pesar de todo me encontraba tranquilo, con nervios pero seguro y sobre todo deseando tirarme al agua. Todos lo veían claro menos yo: El Míster: “hemos hecho la tarea y vas a acabarlo, tenlo claro”. Los “compis” en Sands Beach cuando les hablé de mis entrenos y mis pruebas realizadas: “no sé de qué te preocupas, de qué tienes miedo”…tooodos daban por hecho que lo lograría. Esta confianza me dio alas, todo hay que decirlo. Tras todo el ritual de preparación y colocación de bolsas que comenzó dos días antes de la prueba, bajamos a la playa. Seguía tranquilo. No entiendo el motivo, pero en ese instante suelo ser un manojo de nervios. Tenía encima dos cenas enormes y un desayuno colosal. Me encontraba fuerte, sin agotamiento a pesar de haber dormido cuatro horas. Todos se debatían por colocarse a un lado o al otro: no te pegues a la boya o acabarán contigo, no te pegues al exterior o acabarán contigo porque todos irán por ahí, ¿y por qué lado me pego? jajajaja….¡¡¡ahhhhhhh!!!!  Que sea lo que Dios quiera. Y llegó la lluvia, chasssss, que convirtió este 22 ironman en el más duro meteorológicamente hablando. Como dijo Kenneth Gasque en la Gala de Entrega de Premios, “ayer fue un día grande en Lanzarote. El más grande de la historia: llovió en mayo en Lanzarote y eso no está escrito en ningún calendario”.

SEGMENTO DE NATACIÓN:
Mi colocación al final fue desde el medio hacia atrás. Fuimos avanzando y más pronto de lo esperado ya estaba en el agua, alucinante. En ese instante paré. Necesitaba ver lo que tenía ante mí. ¿Parar antes de entrar al agua? ¿Estás loco? Paré unos segundos para levantar las Zoogs y ver sin ningún filtro lo que tenía delante. Fueron tres segundos gloriosos. Fueron tres segundos en los dibujé la mayor de las sonrisas, fueron tres segundos en los que supe, por encima de todo, que me encantaba lo que estaba haciendo. Coloqué de nuevo mis gafas y pensé, “Eduardito, a hacer lo que sabes hacer, lo que llevas preparando una y otra vez, no puedes fallar”.
Ya en el agua y con una multitud a mi alrededor, todos respetábamos nuestra posición, era genial, como una calle de Manhattan en la que nadie molesta al que camina a su lado a pesar de ser mil. Cuando me vine a dar cuenta había rebasado la primera boya arrumbando a la segunda y afrontando el primer largo de 750. Mi Garmin me cantaba un ritmo para morirse, ¡bien! Iba cómodo pero quería reservas. La natación había que hacerla, ya está. Nada de forzar la máquina. Salida del agua y a por la segunda vuelta. Ni ganas de mirar al exterior, sólo quería nadar y nadar, la gente gritaba, ¡¡¡¡guauuu!!!!!
Terminado el sector de natación con un subidón, a por la carpa a cambiarme, regulando una carrera cómoda sobre la alfombra, estabilizando las pulsaciones, recuperando la circulación en brazos y piernas como me ha enseñado el Maestro. Ante todo necesitaba comodidad, así que preparé un equipo de ciclismo cómodo, súper transpirable y otro de carrera que me aseguraran no tener que preocuparme de incomodidades. En la carpa mientras me cambiaba apareció el compañero Isidro. Qué casualidad, viajamos juntos y nos encontramos entre 1800 tíos, qué bueno…. El ambiente que se vivía en la carpa era la bomba. Un equipo de voluntarias se encargaba de pringarte de crema. La perfección.

SEGMENTO DE BIKE:
Ya en boxes a por la bestia y a correr hasta la línea de montaje. Carrera bajo la lluvia. Unas cuantas caídas en badenes y algún que otro pinchazo saliendo de Puerto del Carmen me pusieron sobre aviso de que la cosa estaba fina. Ya has rodado bajo el agua, esto no es nuevo para ti, así que dale caña…. Así fui recuperando confianza y ganando comodidad sobre la bici. ¡¡¡Una subida, por favor!!! Y llegó la primera en Puerto Calero para alcanzar la carretera general hasta Yaiza. Fuera nervios y a disfrutar. Nos quedan por delante 180 kms de gloria. De forma automática sonó mi alarma de aviso. La máxima que tenía grabada a fuego para esta prueba: “bebe antes de que tengas sed y come antes de que tengas hambre”, pero no tanto…..porque me pasé el día tragando. Exitazo de los higos turcos y las barritas Eat Natural sin gluten. Mi estómago funcionaba, ¡¡¡yuuuuupyyyy!!! Cuando nos dimos cuenta rodábamos por El Golfo. Sí, miré a la izquierda las Salinas y recordé las veces que pasé por ahí en los entrenos….

Timanfaya y su subida gradual en esa recta de gloria, me hicieron desbocar. No cabe duda de que lo mío es subir, subir y subir, así que a darle duro. Me pasé a la izquierda del carril y disfruté como un enano metiéndole patas al Parque Nacional. ¡¡¡Había que hacer honores al Demonio Rojo!!!
La llegada a Tinajo fue algo inolvidable. Un pueblo entregado. Una mesa con nuestros mayores agitando unas manos gigantes para darte el paso, carreras de peques que alargaban la mano para que la chocaras. Ganas de romper a llorar de la emoción en este punto…. Buena bajada hasta La Santa y allí al cambiar el viento nos favoreció. Recuerdo a un británico gritar de alegría, “¡¡¡no se escucha el viento!!!”, ajjajaajajajajaj…..El hombre estaba hasta los mismísimos. Si viene a El Médano le recetan un tranquilizante……
          
                


Pues nada, que llegaba lo bueno. Como me dijo Nicholas en la charla de dudas sobre la prueba, en Sands Beach Active, “el sector de bici empieza en la subida a Teguise”. Empezaba la subida y con ella esbozaba una sonrisa de padre y señor mío. Esto me lo conozco, esto me gusta así que a dar leña, y así fue hasta el avituallamiento especial de Haría donde paré para rellenar de nuevo la Willier y donde volví a encontrarme a Isidro, la bomba. De nuevo juntos, es genial….
Fue tras la Subida hasta el antológico Mirador de El Río, coronando la Montaña de la prueba, donde las plantas de los pies comenzaron a protestar y con ellas a preocuparme. Esto me obligó en la subida a Tahiche a parar, aflojar las trincas y a mover los dedos. Era un dolor horrible que me hacía gritar-como iba solo me lo podía permitir…- pero había que seguir, supongo que el tener las zapas empapadas ayudó-. Por el camino, un trozo de manillar, una maneta de freno y un soporte de botellín….ufff…a este se lo llevó la ambulancia….mi madre….. más adelante y sobre Nazareth, parando “aligerar peso…”, un compañero de batallas con diarreas. Era su cuarta parada y se encontraba acostado junto a la carretera. Prácticamente rodaba con los mismos. Yo los pasaba subiendo y ellos me adelantaban bajando. Así nos saludábamos con sonrisas cada vez: “dale López, vamos Rafa!!!”, qué grandes….

No me lo puedo creer, kilómetro 165 y lo voy a conseguir, voy a llegar y a plantar mis pies en el suelo. De nuevo en la última recta antes de enfilar la bajada a Puerto del Carmen el dolor en la planta de ambos pies y de nuevo a parar. Uffff….debo tener sangre, qué me pasa. Por qué duele tanto, no voy a poder correr…. Ya en la Avenida de entrada, los Aventris y sus gritos al verme me dieron el empuje que necesitaba. Había ido muy cómodo, con mucha cadencia, mis piernas estaban genial para afrontar nada más y nada menos que una Maratón a pleno sol. Ay mi cabeza…… Cuando destapé mis pies para cambiar calcetines, ni un signo de heridas, sangre,..nada….estaba genial. Deseando echarme a correr. Habían pasado 10 horas desde la salida y allí estaba, con un subidón por haber llegado.

SEGMENTO DE CARRERA A PIE.
Nada más recibir la dosis cataplásmica de protector solar, a por la carrera. Nada más salir, de frente Saleta lanzada a por la meta. Yo salía y ella llegaba. Feliz por poder verla correr a mi lado. Me hacía especial ilusión. Más adelante, Davi, a quien  saludé efusivamente. Estaba allí, todo dependía de mis piernas y confiaba en ellas. La furia tejinera cuando me vio llegar…..ay dios……La que montaron. Ganas de abrazarles, ganas de agradecerles su empuje. ¡¡¡Qué grandes,  qué grandes!!!!!!!  Llegada apenas a 1 km al avituallamiento especial donde tenía mi bolsita negra preparada. Coca Cola en mano y a recuperar. No la había en los avituallamientos pero yo sí la había llevado. Ya con ganas a afrontar los primeros 21, la primera media que estaba seguro haría sin parar como así fue. Con un ritmo contenido, trote relajado, ni rápido ni lento, cómodo. A la vuelta el Gran José Carlos Hernández, en el km.22 se puso a mi altura corriendo y me gritó unas palabras que jamás olvidaré: “Edu, que sepas que eres un privilegiado por lo que haces. Por hacer lo que te gusta. Hay muchísima gente postrada en la cama de un hospital sin poder hacerlo, ¡¡¡así que corre!!!!”. Dios, qué subidón. Más adelante sacó de su móvil una foto de mis padres que me emocionó. ¿Cómo tenía una foto de mis padres?, ¿Qué estaba pasando? No conseguía pensar.  Era algo único. Gracias, José, gracias a nuestro Olímpico en Londres.

Y llegó la barrera de los 30. Esa barrera a partir de la cual todo puede pasar. Esa barrera en la que ya no tienes nada, en la que es la cabeza la que toma el mando. A esa altura y junto a la pista del aeropuerto, un compañero fuerte como un Eucalipto de Las Mercedes vomitando a mares, uffffff…… Más adelante una ambulancia sacando a un corredor de la parte baja de un banco, acurrucado, inmóvil, había terminado allí y ellos trataban de sacarlo. En ese punto, las rodillas empezaron a hacer sonar la alarma. A Andrés, el gran Andrés Cuello, quien estaba pendiente de mis movimientos, le dije, “Andrés me queman las rodillas, voy a caminar un poco”, y así fue, pero a mi ritmo, rápido y remando. Recuerdo que Andrés me dijo que lo hacía más rápido que corriendo….Ya saben quienes me conocen que soy patilargo….
Más adelante a correr otros 2 kms ya  ver qué tal. Andrés me animaba. Con su acento argentino: “ese ritmito es bueno, Edu. ¡¡¡Ese ritmito Diesel me gusta!!!”. Qué grande…gracias Amigo.
Pasadas las 20:00 horas me quedaba por completar una media maratón para lo cual tenía 4 horas. Eso me dio mucha confianza. Teníamos que asegurar, cumplir el objetivo, colgar a Papá la medalla de Finisher al cuello.
Fue en los últimos Kms en los que coincidí con dos Oswaldos. Hablamos, reímos, compartimos sufrimiento. No sé qué habría sido de mí solo en esta parte. La marca de 2 kms para meta. No podía creer lo que estaba viendo. Estaba a punto de acabar el 22 Ironman de Lanzarote, el más duro de su historia por las condiciones meteorológicas, el de más participantes, un Ironman especial. No era real. Ahora me marearía y se acabó, no podía creerme que estuviera entero.

ÚLTIMO KILÓMETRO:
Señores, le meto caña, les dije. Necesitaba correr a tope, darlo todo, dar las gracias por aquel momento entregándome a muerte, así que corrí el último kilómetro más rápido de mi historia afrontando la meta y siendo el más feliz. Ya estaba allí, era real. La esposa de Kenneth Gasque, Anna Lis Gasque, me colocó la Medalla de Finisher con unas palabras y un sentimiento que no olvidaré: “Congratulations, Youre an Ironman”. Quería llorar pero no podía. No tenía con qué. -sí pude hacerlo de vuelta a casa cuando tuve que sacar el coche de la carretera para desahogar mis tensiones……- Mis compañeros del Aventri con la pocas voz que les quedaba estaban saltando como caballos desbocados en la grada, qué grandes. Era mío, era Finisher. Ya nada será igual…



GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS….
Tanto que agradecer y a tantas personas……Es éste el momento en el que se mete la pata y se te queda alguien atrás….. Para José Carlos es habitual dejar a alguien atrás en sus maratones pero no para mí. Gracias, amigo…por estar.

Darío Dorta (Cinde Tenerife) siempre creyó en mí. Creyó que lo podía hacer antes de que yo si quiera valorara si así podía ser. Su fuerza, su empuje, su amistad….sin él esto no habría sido posible. Colgamos la medalla de Finisher a Papá, Míster. ¡¡¡Lo hicimos!!! Junto a él y en una primera fase de entrenos, Javier Rabanal me dio la seguridad de poder acabar mi primer triatlón. Me aportó su experiencia, su profesionalidad, su forma metódica y casi perfecta de visualizar una planificación.
A todos las amigas y amigos que me apoyaron desde el primer momento y me siguieron desde casa vibrando cada minuto. A los que confiaron en mí con los ojos cerrados, a “los triatlónicos”, Alex, Eloy, Miguel, por aguantar mis tirones en Las Tablas los sábados, por confiarme su experiencia, por darme su amistad, por su generosidad. A Delioma por aportarme tanto en tan poco tiempo, por superar mis errores en el agua, por estar siempre. A Rubén e Isidro, mis compis de viaje, gracias amigos. Juntos lo conseguimos. 
A Cande -la Doctora- (siete huesos masaje recuperación)  por su amabilidad, su profesionalidad y !!!sus manos!!! y a Alfonso de Bicisprinter por estar siempre dispuesto, por aportar sus conocimientos, su maestría, su amistad.
A la familia del Aventri Tejina. Más que un equipo. Donde la humanidad, la humildad y el deporte se entrelazan sobremanera. Jamás olvidaré lo vivido con ustedes en Puerto del Carmen, amigos. Suerte formar parte de esta familia tejinera.
No puedo olvidar a mi Familia a quienes he dejado un poco de lado-mentiría si dijera lo contrario- con tanto entreno y tanto sacrificio. Son lo más grande y para ellos va el premio por mi esfuerzo.
A Sands Beach  por abrirme las Puertas de un entorno mágico en una isla de ensueño (Gracias Lanzarote). Juan Carlos, Nicholas Ward, Andrés, Ladi Demko, Alberto….A todo su personal por confiar en mí y animarme en los días previos al IM (¡¡¡Nadja!! ¡¡¡Sue!!!). A Fran Godoy, “a los Godoy”, por empujarme en su isla hasta la meta y a todos los “Pros” y amigos con los que reí lo que no está escrito en Sands Beach.

La isla conejera guardaba una sorpresa para mí. Un regalo que me llevo conmigo y que espero y deseo me acompañe siempre. Un día me pidió que me sentara a su lado-¿se me notó que no sabía cómo reaccionar?-. Fue ese el instante en el que comencé a descubrir la sencillez, la honestidad y el cariño para con toooodos los que la rodean de una hermosa persona, de una gran deportista. Tu humanidad me ha conmovido, me ha emocionado. Gracias, Saleta. Hasta muy pronto, Lanzarote.