Cómo cambian las cosas al nadar en aguas abiertas. |
Bueno, la semana ha ido bien. Segunda semana de entrenamiento post competitivo. Suave y disfrutando del paisaje, lo que no quiere decir que no haya machacado, pero menos según la programación.
El viernes lo he culminado con técnica en el campo de natación. Ha sido allí dónde me he encontrado con un fumeque de espanto y un nadador de fondo, que junto con su familia, se encontraba entrenando. Al entrar en el agua ya se dirigió a mí tras haberme visto estirando durante 10 minutos, lo cuál aplaudió. "Yo no lo hago nunca", me dijo. Por sus gafas de natación en la frente y su forma física no era difícil adivinar que mucho se podía aprender.
En los primeros 400 metros de calentamiento, cuando me percaté, vi que lo tenía al lado. Una máquina. Una apisonadora acuática. Llegó de vuelta, se comió una arepa y yo aún no había llegado,jeje.... Fue en ese momento cuando me dijo que nadaba bien, que tenía forma física (qué halago!!), pero que había cosas que corregir. Se refirió a mi forma de elevar el brazo izquierdo-no ha sido el primero que me lo dice--, a la forma de atacar el agua y a algún ejercicio de técnica para superarlo con facilidad estirando en su totalidad. ¡¡Qué bien ser aconsejado por expertos!!
Tras marchar, me quedé haciendo otros 300 de piernas y cerrando con 200 de crol. Entrenamiento suave comparado con lo habitual. Terminando el último largo la cosa se puso un poco fea, sobre todo por la corriente que me empujaba contra el espigón y puse los pies en tierra.
Directo al gimnasio y a machacarme un poco allí. Nuevo gimnasio con instalaciones de lujo. La verdad es que me dejó boquiabierto.
He recibido de Javier Rabanal el siguiente escalón del planning de entrenamiento. "Volvemos paulatinamente a la rutina". El fin de semana toca estudiarlo y planificar la semana para no fallar lo más mínimo. En dos semanas estaremos de nuevo poniendo la máquina al límite.
Mañana a rodar. ¡¡Nos vemos!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario